REVISTA
RHEMA
SOMOS
LO QUE COMEMOS
Por J.C.MILLER
Jesús dejó muy claramente establecido la
importancia de la Palabra Divina. Cuando fue
llevado al desierto, luego de 40 días de ayuno,
vino el tentador a Él y lo incitó a cambiar las
piedras en panes y peces. El Señor respondió,
Mateo capítulo 4, versículo 4: "Escrito
está, no sólo de pan vivirá el hombre, sino de
toda palabra que sale de la boca de Dios".
Las palabras que Dios habla tienen vida; pueden
hacer vivir al hombre. En el evangelio de Juan
capítulo 6:63, Jesús dijo: "El Espíritu
es el que da vida, la carne para nada aprovecha.
Las palabras que yo os he hablado son Espíritu y
son vida".
Dios es Espíritu. El hombre tiene espíritu y
todas las palabras que salen de la boca de Dios
son alimento al espíritu del hombre.Anidan en el
hombre tres partes. Una de ellas el cuerpo. El
hombre no es su cuerpo. El cuerpo es sólo el
vehículo que lo lleva a través de esta vida y
le permite tener contacto con las cosas de este
mundo.
El hombre también es alma. La parte de las
emociones, del sentir, los pensamientos, el
intelecto. Lo que realmente soy está puesto
allí en el alma. Y por último el hombre es
espíritu. Nosotros comemos para alimentar
nuestro cuerpo. Los restaurantes no alimentan el
intelecto. Esto se encargará de hacer un buen
libro o educación. Uno puede ser muy gordito en
el cuerpo y estar
totalmente famélico intelectualmente, ¿verdad?
Y viceversa, puede ser muy delgado, y sin embargo
tener un gran intelecto.
El espíritu del hombre que es eterno no se
alimenta con comida en un restaurante, tampoco se
alimenta por libros o educación, pero sí es
alimentado por el Espíritu. Dios es espíritu,
por eso dice: "No sólo de pan vive el
hombre sino de cada palabra que sale de la boca
de Dios."
Yo puedo tener un intelecto religioso, estudiar
la Biblia, asistir a clases, seminarios y
conferencias hasta llegar a ser un
"Voluminoso espiritual", y sin embargo
tener un espíritu famélico. Quiere decir
entonces que lo que alimenta la mente no
necesariamente alimenta el
espíritu; y lo que alimenta el cuerpo no
alimenta la mente; y lo que alimenta la mente no
alimenta el espíritu.
Jesús dijo: "Las palabras que yo os
hablo éstas son espíritu y vida". Hay una
diferencia entre conocimiento y vida. ¡Un mundo
de diferencia! Desde los tiempos de Adán y Eva y
su afán de conocimiento, el hombre ha corrido
una carrera sin fin para alcanzar el
conocimiento. Y esa carrera también se ha
impulsado dentro de la iglesia. El cristiano
quiere saber: cómo es el cielo; cómo son los
ángeles; las dispensaciones; escatología, etc,
etc. El deseo de conocimiento
lleva al hombre a escribir libros por eso
encontramos bibliotecas llenas. El hombre desea
obtener conocimiento, pero sólo con
conocimientos el hombre se puede perder.
CONOCIMIENTO VERSUS VIDA
Hoy en el mundo cristiano hay una sed muy
grande por alimentar el intelecto y no alimentar
el espíritu. Un deseo tan grande que lleva a los
hombres a veces a viajar grandes distancias, a
asistir a conferencias, seminarios para aprender
más, y más, y más. Interesantes temas, no lo
discuto. Libros escritos; resmas de papel, temas
singularmente destacados; capaces de alimentar el
intelecto del hombre pero poco que imparta vida.
Mi padre contaba de dos niños vecinos, uno iba a
viajar con sus padres, y el otro niño se le
acercó a su igual con estas preguntas:
-¿Así que viajarás?
- Sí.
- Dime, ¿viajarán ustedes en bus o en avión?
- No sé.
- Ah, ¡Yo sí lo sé! Ustedes irán en avión.
- ¡Ah!
- ¿Cuándo partirán?
- No sé.
- ¡Yo sí lo sé! Ustedes saldrán en 15 días.
- ¡Ah!
- ¿Y quiénes van a ir?
- Me parece que papá, mamá y no sé quien más.
- ¡Yo sé!, tu tía va también.
- ¡Ah!
- ¿Y qué lugares visitarán en Europa?
- No sé todos, sólo recuerdo algunos.
- ¡Chico tonto! Yo te puedo decir con lujo de
detalles. ¡No sabes
nada!
- Sí, yo sé.
- ¿Qué sabes?
- Que yo voy y Tú no.
No, no hace falta saber mucho. Quién más
para habernos contado acerca de los detalles del
Cielo que Jesús, Él había estado en la
preexistente gloria con el Padre. Si realmente
hubiese sido
importante que nosotros supiésemos más detalles
lo hubiera dicho. ¿Prestó atención usted que
Jesús habló poco de los cielos y mucho más del
infierno, enseñando qué no hacer para no ir
allí?
Las palabras que Dios habla llegan a la necesidad
espiritual del hombre, no necesariamente a lo que
el hombre desea que se le hable. Todo lo que el
hombre habla a otro hombre será tan solamente
alimento intelectual. Mejor expuesto o menos
dotado; más profundo o menos profundo; pero no
puede por sí mismo dar un gramo de vida al
espíritu del hombre. Más, si el Espíritu de
Dios convierte esas palabras en vida o rhema,
serán vida para el hombre.Desde los tiempos de
Adán y Eva y su afán de conocimiento, el hombre
ha corrido una carrera sin fin para alcanzar el
conocimiento. Y esa carrera también se ha
impulsado dentro de la iglesia. Juan capítulo1
nos dice: "en el principio era el verbo, la
palabra era con Dios y la palabra era Dios. En
Él estaba la vida y la vida era la luz de los
hombres". Desde un principio esta palabra
era Cristo. La vida que salía de Dios era
Cristo.
Déjeme aclarar primero que yo creo que las
palabras que el hombre habla tienen poder, sin
embargo, la palabra "logos", no tiene
el valor de la palabra "rhema" que es
el Espíritu hablando; pero la palabra
"logos", si el Espíritu la habla se
convierte en vida y puede salvar.
UNA GRAN ENSEÑANZA
Nosotros somos lo que comemos, al fin era el
título dado a este artículo. Lo compartido
anteriormente era una introducción. Por favor,
permítame ser más ilustrativo.Le daré uno de
los más hermosos ejemplos recogido de la
naturaleza. Se encuentra en la vida de la abeja.
Ésta que comienza como una larva, un gusano
dentro de una celda en el panal, come lo que le
dan: mezcla de polen y miel. Así se convierte en
abeja. Ésta sale de su pequeño nicho y comienza
su vida de trabajo y producción; más miel para
que haya más larvas, para que haya más
abejas.Ahora, si a esa misma larva se le da de
comer otra comida llamada jalea real, se
convertirá en una abeja desarrollada, madura
sexualmente, y se la llamará reina. La reina a
diferencia de las abejas obreras, que si bien
pueden poner huevos, darán como resultado los
zánganos y no reinas.
Si no fuese por la abeja reina dejaría de
existir el panal en corto plazo. La reina pasa su
vida dando vida, dando larvas, poniendo huevos
que se desarrollarán y tendrán la capacidad
para llegar a ser reinas.Durante los tres
primeros días de desarrollo todos lo huevos
tienen la posibilidad de convertirse en reinas.
¡TODOS! Todo el panal entero podría serlo. No
son reinas porque no les llega el alimento que
las hará reinas. Reciben el alimento que las
hará "obreras"; que trabajan y
trabajan pero no pueden dar vida en su mayor
expresión.Sin la abeja reina el panal se
descontrola, harán las celdas distorsionadas e
imperfectas; no hay sentido de dirección.
Pondrán huevos en cualquier lado. Los huevos
serán todos zánganos y pronto terminará su
existencia.
Gracias a Dios que Él controla la naturaleza,
y no todas son abejas obreras; las hay reinas
también. Hay celdas con abejas que reciben y
comen comida que otros no comen, y esto las hace
diferentes. El medio ambiente es el mismo. El
huevo es el mismo. La diferencia la hace la
comida que comen. La abeja "obrera"
viaja por todo el mundo, mientras que la
"reina" se queda en su lugar desde que
nace hasta que muere. Nadie la ve; quizás nadie
sabrá que existe.
¿Ha escuchado usted el reporte de las abejas
obreras? "He viajado aquí y allí; he
conocido este y aquel otro lado del mundo".
Por favor, no se confunda con lo que escuchan y
ven sus ojos. Mientras que el reporte de las
abejas reina contestando a la pregunta que le
hicieron dice: "¿Qué haces ahí
escondida?". "Yo estoy haciendo lo que
Dios quiere, poniendo huevos y..." ¿Está
loca abeja reina? Hay que buscar más miel para
que haya más abejas, no importa si no hay
reinas; lo que importa es traer la comida y que
nazcan más abejas y que el mundo se llene de
nuestra especie.
Si fuese así cesaría de haber especie.
Gracias a Dios que en ese balance perfecto que
Él ordenó a la naturaleza nacen suficientes
reinas para asegurar que la especie continúe
existiendo.Las abejas "obreras" son
conocidas por dos cosas: la miel, que a todos nos
gusta, y su aguijón que a todos nos asusta.
Ellas cuando se enojan atacan todo lo que les
molesta. Vemos venir abejas y no decimos: ¡oh,
que lindo... traen miel! Mejor dicho, pronto nos
damos al escape.
La abeja "reina" no se la pasa
picando gente, ni siquiera sale a picar. ¡No
puede picar! Si ve volando abejas
"reinas", no tema, no le harán daño.
Dan vida, no lastiman.¿No será esto lo que Dios
quiere que nos convirtamos, comiendo de las
Palabras que son Espíritu? Yo creo que sí. Qué
importante es entonces alimentar el espíritu del
hombre por el Espíritu de Dios, por las palabras
que salen de Su boca.
Cuando uno ha escuchado la Palabra hablada de
Dios, no sale diciendo ahora entendí la doctrina
tal o cual, o en el nuevo milenio vendrá el
Señor - aunque le asombrará las cosas que Él
le confiará y revelará -. Lo que sí sabrá es
que lo ama mucho y que su espíritu ha recibido
vida; algo vivo hay dentro de él. Y ese amor le
motivará a ir al mundo a derramar del amor de
Cristo. Esa vida no la podrá guardar para usted.
¡De ninguna manera!Si el hombre se convierte en
lo que come, no quisiera convertirme en un libro
abierto; quisiera convertirme en un hijo de Dios.
Y para convertirme en un hijo de Dios tengo que
comer de la vida que es Él.
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