REVISTA RHEMA


METAMORFOSIS

Por Rubén Torres

 

Mi primera incursión a ese país fue en febrero de 1993. Aquél fue un viaje turístico; el que emprendí a fines de 1997 tenía otro objetivo.

El Señor puso en mi corazón el visitar esa república hermana mientras participaba de una reu-nión en mi iglesia. En la misma, entre alabanzas al Señor, declaraciones de fe y profecía, el Espíritu Santo consagró esa mañana a que clamáramos por Cuba. Una vez finalizada, el pastor preguntó si alguien lleva-ría el video de esa reunión a aquel país.

Después de un año, y establecidos varios contactos, nos encontrábamos con mi esposa arriba del avión rumbo a La Habana, en obediencia a lo que Dios había puesto en mi corazón.
Nos esperaba en el aeropuerto la pastora de la Iglesia Bautista William Carey, donde nos alojamos y, también, a través de la cual obtuvimos las visas religiosas que nos permitirían dar nuestro testimonio, orar y saludar a nuestros hermanos cubanos.

Llevábamos una valija llena de cassettes, videos, revistas, tratados, libros y algunas Biblias, ya que todo tipo de publicación escasea. Todo lo fuimos entregando según el Espíritu nos guiaba.
Tuvimos oportunidad de recorrer iglesias Bautistas, Pente-costales, Metodistas, Nazarenas y Presbiterianas. En todas fuimos muy bien recibidos. En algunas nos invitaron a testificar o compartir un tiempo de oración y alabanzas al Señor.

Debo decir que todas las iglesias tienen una elevada concurrencia, pero no todas gozan de la manifiesta Presencia del Señor. Y las que sí gozan de ella, están experimentando un avivamiento.
Nuestra visita abarcó también las llamadas "casas culto", que son un verdadero fenómeno en la isla. Concurrimos al Centro Martín Luther King, al Seminario Nazareno y al Seminario Evangélico de Matanzas. Participamos también en la ciudad de Cárdenas de un taller sobre prostitución. La misma es considerada un verdadero flagelo en esta nación. Un sin número de turistas, en su mayoría hombres solos, viajan atraídos por el sexo barato y con adolescentes.
A medida que pasaban los días el Señor nos fue guiando y armándonos un programa "especial".

De esta forma pudimos también participar de una reunión con jóvenes universita-rios de distintas denominaciones. Uno de sus líderes nos contó que al cabo de oír el cassette de aquella reunión que diera origen a mi viaje, junto con otros jóvenes se postraron todos a orar y llorar, allí comprendieron lo que era clamar por su país. Con este grupo compartimos un poco de la historia del avivamiento en la Argentina y cómo Dios fue transformando corazones idólatras y alejados de Él. Encontramos a los jóvenes en general, ávidos de información y con mucho hambre sobre las cosas de Dios.

El Espíritu Santo está obrando muy especialmente sobre las mujeres y los jóvenes de ese país, trayendo convicción y arre-pentimiento de pecados.
Vivimos con mi esposa momentos muy especiales. Pudimos observar a un grupo nutrido de creyentes esperando la apertura de una iglesia; al abrirse las puertas se abalanzaban y corrían a postrarse en los bancos para orar y esperar el comienzo del culto. Había leído que esto ocurre en diferentes iglesias, pero ahora me convertía en un testigo ocular de tal fenómeno. Esa noche al co-menzar la reunión había más de 700 almas alabando y glorificando a Dios.

Me impactaron los testimonios dados en distintas iglesias. Pude comprobar las transformaciones hechas en las vidas; transformaciones que solamente Dios puede hacer. La prostituta convertida; el homosexual liberado; el rockero transformado en un predicador lleno del Poder del Espíritu Santo. Yo no me detuve a ver las caídas o las diversas manifestaciones, pero sí... al finalizar las reuniones me detuve a hablar con muchos que testificaron de esa gran transformación. Los abracé y comprobé que algo estaba ocurriendo en sus vidas. La mayoría de estas personas son nuevas en el camino del Señor, y muchos son jóvenes. ¡Aleluya! Gloria a Dios por ¡ellos!

El motivo de mi viaje era el de estrechar lazos de amistad, alentar y exhortar a los hermanos de Cuba a buscar a Dios en verdad, más allá de las denominaciones, y a salirse del corset de la religión . Yo fui a dar amor y transmitir solidaridad del pueblo de Argentina, pero pude recibir tanto o más del que di. El Señor me ministró a través de una muchacha de 21 años; me traje de vuelta a Argentina una palabra para mi vida. El Espíritu me reclamaba que cuando volviera a mi país me quería escuchar clamar, interceder, pedir perdón por las prostitutas, los homosexuales, por los que hacen sobornos, por los gobernantes y autoridades de mi país.
El Señor me mostró que está más preocupado por los grandes pecadores que por los que creen no serlo; aquellos que llenan las iglesias con su apariencia de bien, impecables por fuera pero sucios por dentro.

En tiempos previos a un gran avivamiento espiritual se produce un notable incremento del pecado privado y público. En estos años que estamos viviendo somos testigos de escándalos y de actos de corrupción moral y espiritual como nunca antes hemos visto. Los actos aberrantes de injusticia e impiedad se presentan delante de nuestros ojos, y muchas veces con el aplauso de la sociedad. Eso sucede tanto en Cuba como en la Argentina y la mayoría de los países.
Los creyentes no podremos resistir el embate del pecado y estar firmes a los ataques directos de las fuerzas de las tinieblas a menos que estemos bien equipados con la armadura del cristiano (Efesios 6: 10 al 20) y llenos del Espíritu Santo (Efesios 5:18).

Dios también tenía deparado algo especial para mi esposa. El Señor quiso que ella compartiera con los hermanos de varias iglesias una palabra que Él mismo fue señalándole en el libro que leía. Ella es tímida, muy fá-cilmente fluyen lágrimas de sus ojos, y le aterra el púlpito, aun así... obedeció. Fue muy importante para ella ver cómo las palabras fluían como en una charla entre amigos. Se confirmaba lo que le había dicho un hermano antes de salir de Argentina: "No te preocupes, sólo confía en Dios que Él va a poner en tu boca las palabras justas en el justo momento". ¡Gracias, Señor, porque tú jamás avergüenzas a tus hijos!

Entre los muchos mensajes que escuché me gustaría destacar el del un joven de 21 años. Contó su testimonio, cuán tremendamente pecador era. Usaba aros, anillos y toda la vestimenta de un rockero. Luego de su encuentro con el Señor, el Espíritu dulcemente le fue diciendo: "¿Para qué son esos aros? ¿Para qué son esos anillos?" El rockero transformado, ahora estaba en el púlpito muy pro-lijamente vestido, hasta corbata llevaba, predicando con la unción y el Poder de Dios. El mensaje fue duro. Habló de santidad. No importaba que la iglesia estuviera colmada sino que hubiera vidas verdaderamente convertidas. Importaba cómo eran en sus casas, con sus familiares y amigos, y no sólo cómo se comportaban en la iglesia. El Señor le había hablado unos días antes en cuanto a 1ra. de Juan 2: 1 al 6: "el que dice que permanece en Él debe andar como Él anduvo".

Unas de las enseñanzas que atesoro de este viaje es que la principal oposición al mover y obrar de Dios no viene de las autoridades del gobierno sino de la misma iglesia constituida. Esto es tan verdad hoy como lo fuera en los días en que Jesús caminaba en la tierra.
¡Cuánto le cuesta al hombre entender a Dios! Su forma de obrar es tanto más grande y alta que la estrechez del hombre.

El día que la iglesia de Cristo en Cuba, más allá de denominaciones, se una sin celos ni egoísmos, y el Señor obre en el corazón de las autoridades de ese país, - que sin duda será pronto -, entonces veremos grandes campañas evangelísticas por toda Cuba. Miles de cubanos entregarán su corazón a Cristo, y ese país...será ganado para Él.

Concluyendo quiero agradecer a Dios por Su cobertura durante el viaje, y por Su fiel provisión de alojamiento y alimentos. Sobre todo, quiero desta-car que sentimos en todo momento Su presencia acompañándonos.

REGRESAR AL INDICE RHEMA