REVISTA RHEMA

MOSTRANDO MISERICORDIA
Por Leslie Flynn


Un hombre que padecía una enfermedad terminal se convirtió al cristianismo por la intervención de un visitador hospitalario que llevaba su luz a todas las habitaciones en las cuales entraba. Luego de escuchar al difunto doctor Donald Grey Barnhouse por radio, el nuevo converso expresó el deseo de encontrarse personalmente con el predicador radial. Ya que el visitador era un amigo cercano del doctor Barnhouse, le trasmitió el mensaje. Los dos hombres fueron juntos al hospital. El paciente sufría de un cáncer avanzado, que había afectado uno de sus perfiles faciales horriblemente. El hedor de muerte hizo que el doctor Barnhouse retrocediera cuando entraba acompañando a su amigo. Luego el visitador dijo riendo y con gozo: ¡Hola Juan he venido a verte!

El doctor Barnhouse supuso primeramente que el paciente estaba inconsciente; luego se dio cuenta de que éste esbozaba una sonrisa que parecía casi una mueca.
Su amigo cayó sobre sus rodillas junto a la cama, puso su brazo abajo de la almohada, acunando al moribundo. Sonriente, dijo: "¡He estado orando por usted, le aseguro que ha sido merecedor de toda bendición y estará en la Presencia del Señor en gozo!"
Luego le presentó al doctor Barnhouse quien comentó después: «Traté de hablar con él, pero recibí más de lo que jamás podría haber dado. Vi cómo a través del Espíritu Santo de Dios, le comunicaba la contagiosa alegría del Señor, que el enfermo necesitaba más allá de la simple retórica. A medida que él le hablaba, sus palabras fluían con alabanzas al Señor. Testificó acerca de las maravillas de Dios, de cuán magnífico es aquél que nunca se equivoca, de cómo hace bien todas las cosas, y que en breve llevaría a Juan hasta Su Presencia, de regreso al Hogar y ¡cuán maravilloso sería ver al Señor Jesucristo!".

El doctor Barnhouse llegó a la conclusión de que aquél día había visto por primera vez al don del Espíritu Santo operar en la vida del visitador hospitalario, su amigo, capacitándolo para realizar semejante obra de misericordia con tanta alegría.
El don de misericordia es la capacidad, guiada por el Espíritu de Dios, para manifestarse prácticamente, con compasión y amor jovial a los miembros sufridos del cuerpo de Cristo. (Epístola a los Romanos 12:8) Pablo menciona el don en esta cita de la siguiente forma: EL QUE HACE MISERICORDIA, CON ALEGRÍA.

Tener misericordia de, se puede traducir como: tener conmiseración; tener compasión de; favorecer a. Cuando nos toca experimentar circunstancias adversas, invariablemente la gente se apiada. Pero muy a menudo, esta emoción muere rápidamente a la espera de la próxima noticia trágica.
Pero la piedad que involucra este don, no se moviliza con las emociones; más bien se origina en un sentimiento sobrenatural de compasión profunda. No se trata únicamente de la bondad nacida del corazón del hombre, sino que es parte del Amor Divino, con la guía del Espíritu, que actúa en el Nombre de Cristo con el objetivo de glorificar al Padre.
Quien recibe este don no es inflexible ante el padecimiento ajeno. Se conduele del sufrimiento de su hermano en la fe, viéndose obligado a socorrerlo. El don de misericordia implica algo más que un simple sentimiento de lástima; necesita de la acción.

INVOLUCRA ACCION

En oportunidad de fallecer siete miembros de una familia a raíz de emanaciones de gas en Chicago, Estados Unidos una madre desconsolada tuvo que afrontar enormes gastos en concepto de hospital, funeral y sepulturas. Una pequeña iglesia hizo una colecta que se extendió a la comunidad vecina. Pero un hombre envió un sobre sin nada de plata, pero con un tratado mal impreso titulado: "Cómo ser salvo". No había aún aprendido la lección de que la verdadera misericordia supera las palabras.

Siempre que Jesús se conmovía ante el sufrimiento, hacía algo al respecto - su espíritu compasivo, más allá de cualquier abstracción - se plasmó en hechos concretos de misericordia. SANÓ A LOS CIEGOS, A LOS ENFERMOS Y A LOS LEPROSOS; ALIMENTÓ A LAS MULTITUDES. Durante su estada en esta tierra nos reveló su compasión. El sufrimiento elocuente de la Cruz fue la evidencia más elevada de este don.

La misma palabra que significa don en la Epístola a los Romanos, 12:8; aparece varias veces en los Evangelios cuando la gente clama: ¡TEN MISERICORDIA DE MI! Este clamor fue usado por dos ciegos, una madre que intercedió por su hijo endemoniado, Bartimeo y los diez leprosos. Querían ver hechos y Jesús hizo algo al respecto en cada uno de estos casos.
Una casa se incendió en una aldea de Nueva Inglaterra. Apenas se pudieron rescatar cuatro vacas y algunos muebles. Los damnificados necesitaban de todo. Apareció un vecino que mirando estupefacto las humeantes ruinas, removió el casco chamuscado. Sacudió su cabeza descreído y le dijo a su vecino de años: "Si hay algo que pueda hacer por usted, sólo dígalo" Y después se alejó del lugar, dejando la estela de esas rituales palabras. También se acercaron otros vecinos, quienes en lugar de hablar - ya que las necesidades eran obvias - salieron en la búsqueda de ayuda como camas, colchones, papas, verduras, ollas, ropas y heno para las vacas. La persona que posee el don de misericordia, no necesita preguntar a nadie ¿cómo puedo ayudar? No se trata de hallar la frase más adecuada para aliviar la conciencia sino de plasmar hechos que beneficien al necesitado.

Como dijo Santiago en el capítulo dos, versículos 15 y 16: "SI TU HERMANO O UNA HERMANA ESTAN DESNUDOS Y TIENEN NECESIDAD DEL MANTENIMIENTO DIARIO Y ALGUNOS DE VOSOTROS LES DICE: ID EN PAZ, CALENTAOS Y SACIAOS, PERO NO LES DAIS LAS COSAS QUE SON NECESARIAS PARA EL CUERPO, ¿DE QUÉ APROVECHA?"
El don de misericordia no debe ser solamente sinónimo de preocupación sino también de integración.
Por supuesto, se pueden expresar palabras de aliento genuino. El hecho de decir palabras de aliento en un hogar donde alguien está enfermo, evidencia el don de exhortación; pero si en cambio alguien se dirige a la cocina y prepara la comida, demostrará el de misericordia.
Los creyentes primitivos dieron prueba de misericordia vendiendo sus propiedades y bienes para ayudar a todos. (Hechos 2:44-45.) Dorcas, a quién Pedro levantó de entre los muertos en Jope (Hechos 9:36) fue santificada por coser ropa y abrigos para las viudas pobres. Se la describe llena de limosnas y buenas obras. Ella poseyó realmente el don de misericordia.
El carcelero filipense recién convertido, demostró su misericordia a pocos minutos de acaecida la conversión. Lavó las heridas coaguladas de las espaldas de Pablo y Silas; los llevó a su casa y les dio de comer. (Hechos 16: 33-34.)
Un ejemplo gráfico de este don se puede hallar en Onesíforo quién en un viaje a Roma, buscó solícitamente a Pablo, que estaba prisionero, no en una casa alquilada, sino en un calabozo bajo nivel, húmedo y oscuro, tal vez en la prisión mamertina. Aunque el encarcelamiento era muy severo, el acceso al mundo exterior no estaba prohibido. Pablo parece insinuar que el temor a la persecución o bien a la idea de la proximidad de su persona, hizo que los cristianos en Roma se abstuvieran de brindarle la ayuda correspondiente. Pero Onesíforo fue la excepción y Pablo testifica: "ME CONFORTÓ Y NO SE AVERGONZÓ DE MIS CADENAS: SINO CUANDO ESTUVO EN ROMA ME BUSCÓ SOLÍCITAMENTE Y ME HALLÓ". (2 Timoteo 1: 16-17.)

Imaginen al pobre Pablo cuyo espíritu expansivo amaba deambular por el mundo y ahora estaba encadenado. Piensen en ese hombre gregario, quien teniendo una multitud de amigos, estaba aislado sin que nadie lo visitara, con la excepción de Onesíforo, cuyo nombre significa ayudador o en términos más amplios hacedor de misericordia.
Este don capacita a quien lo posee para brindar ayuda de manera directa o indirecta.- A veces es más piadoso no dar a una persona ayuda directa. Uno puede ofrecer a un hombre un trabajo, enseñar a coser a una mujer o cómo desempeñarse en el servicio doméstico. Este mismo don puede señalar a una enfermera cuando abstenerse de alimentar a un accidentado automovilístico que está seriamente herido y cuando dejar de ayudarlo a caminar por el pasillo, ayudándolo piadosamente a aprender cómo cuidarse a sí mismo.

REQUIERE ALEGRIA

Un evangelista muy renombrado estuvo dos semanas en cama por causa de una neumonía. Algunos conocidos del ministerio vinieron a visitarlo de lugares distantes y a pesar de su alta temperatura, estuvieron con el paciente en la habitación más de una hora, exudando una melancolía opresiva. Después abandonaron el lugar con el recordatorio de que si no se volvían a reunir en la tierra, lo harían nuevamente en la gloria del Señor. El referido evangelista afirmó: "Me sentí mucho peor cuando se fueron que cuando llegaron".
A menudo demostramos piedad por nuestro sentido del deber y frunciendo el ceño o de mala gana decimos: "Estoy dispuesto a ayudarlo esta vez, pero ..."

A pedido de un miembro de la iglesia que se ofreció para colaborar en alguna actividad cristiana, se le asignó una tarea en una misión de salvación, invitando gente a pasar. Así lo hizo, pero tristemente. Cuando la gente pasaba por allí con sólo verlo, seguían su camino. Aprendió la lección cuando un transeúnte respondió así a su invitación: NO, GRACIAS, YA TENGO SUFICIENTES PROBLEMAS.
Una niña opinó sobre un diácono devoto: "Debe ser un hombre muy bueno, ¡siempre está tan triste!"

El apóstol San Pablo declara que el don de misericordia debe practicarse con alegría. (Epístola a los Romanos 12:8.) Quien tiene el ministerio de visitar a las personas enfermas, y a aquellos que están en confinamiento debe brillar como el sol, y no como hizo un hombre que su esposa sufría de una enfermedad incurable y al entrar a la habitación sostuvo en alto la escritura de la sepultura del cementerio, diciendo: "no te aflijas querida, ya está todo en orden".
Para los conocedores del Talmud, en el texto se lee que ayudar a los necesitados con desgano y tristeza no tiene mérito alguno. Ante Dios es más importante la calidad que la cantidad de nuestras obras.

Hacer algo por misericordia y gruñendo, anula el poder manifiesto del servicio.
El don de misericordia, a través del estímulo interior del Espíritu Santo, convierte a su portador en un rayo de sol que penetra hasta el corazón afligido del paciente.
Cuando la mística francesa, Madame Guyon, fue encarcelada en la Bastilla en 1699, su criada devota decidió compartir con ella la prisión porque estaba convencida de que su ama no iba a poder sobrevivir en soledad, esa espantosa circunstancia y de que iba a necesitar de alguien que la ministrara constantemente. La criada cumplió con su deber alegremente hasta su propia muerte acontecida en el año 1700, justo antes de que Madame Guyon fuera liberada.

FORTALECIENDO A MUCHOS

¿Cómo podremos ilustrar más claramente la diferencia entre el don de misericordia y el de simple colaboración o ayuda?
El don de colaboración está dirigido a los cristianos obreros para aliviarlos de un servicio temporal para que puedan realizar su tarea principal de Ministerio tanto sea en la predicación de la palabra como en la oración. En cambio, el de misericordia, se orienta al santo que está en aflicción, al pobre, al desamparado, al enfermo, a quien sufre de alguna carencia, a quien está en desventaja, al minusválido, al malquerido, al autista, al hambriento, y al alcohólico.
Los geriátricos están llenos de gente que alguna vez fueron miembros activos de iglesias evangélicas. Permanecen allí por meses, en la nostálgica espera de alguna visita que les acerque un poquito de luz. Existe un grupo de damas de una iglesia que se dedica a patrocinar cumpleaños una vez por mes para personas ancianas en sus casas.

Una viuda que regresó de una internación hospitalaria que duró dos meses encontró su hogar hecho un primor, limpio de arriba a abajo por la amorosa dedicación de las damas jóvenes de la iglesia.
Cuántas veces solamente el hecho de llevar comida caliente a un hogar donde la madre está hospitalizada ha fortalecido a los miembros de esa familia.
En oportunidad de incendiarse la casa de un miembro casi por completo, los demás se afanaron toda una tarde, trabajando algunas horas del día sábado inclusive hasta lograr construir un resguardo de lo más apropiado para que toda la familia pudiera albergarse hasta que su hogar fuera restaurado por completo.

Debemos cubrir las necesidades del pueblo de Dios (Romanos 12:13... "compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad". (También Hechos 13:16). La Epístola a Efeso 4: 28 nos recuerda ... "el que hurtaba no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad". Estamos para alentar a los de poco ánimo y sostener al débil (1 Epístola a Tesalónica 5:14). Algunas personas necesitan que las controlen emocional-mente; otras necesitan de misericordia y también de medicamentos. En 1 Timoteo 5:4 se aconseja a los niños recompensar a sus padres. Algunos traductores dicen que los niños deben recompensar a sus padres financieramente por todo lo que le concedieron los progenitores. El don de misericordia incluye la imparcialidad hacia terceros y grupos minoritarios. Los hechos de misericordia no deben transcender por su magnificencia. Marcos 9:41... "cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa".

Cuando toca a la iglesia el espíritu de conveniencia y apatía, pondremos en acción el don de misericordia con sólo recordar un hecho de la vida de John Wesley, cuando ya contaba con ochenta y dos años.
Escribió lo siguiente en su diario personal con fecha 4 de enero de 1785: "En la víspera de Fin de Año, generalmente distribuimos carbón y pan entre los pobres de la Sociedad. Pero ahora pienso que también quieren ropa y alimentos. Por lo tanto a partir de este día, y durante los cuatro días siguientes, caminé por el pueblo y reuní doscientas libras a fin de poder vestirlos que es lo que más les hacía falta. Pero resultó para mí un trabajo tedioso ya que a causa de que la nieve se iba derritiendo, las calles estaban muy resbaladizas y mis pies se hundían en el agua helada hasta los tobillos, y tuve que estar con los pies húmedos de la mañana a la noche. Pude resistirlo muy bien hasta el día sábado por la tarde que caí en cama con un terrible resfriado que empeoraba hora tras hora, hasta que a la seis de la mañana tuvo que atenderme el doctor White-head."

En la localidad de Jacksonville en Florida, Estados Unidos la Iglesia Bautista Dinsmore mantiene un ministerio poco común para cuarenta y cinco personas minusválidas. Lo fundó el Pastor J. W. Wynn luego de visitar en varias ocasiones a un joven que había quedado paralítico del cuello hacia abajo en un accidente automovilístico. Este ministerio se llama Club Dinsmore, y manda dos ómnibus para alcanzar a sus miembros hasta las reuniones de todos los martes que duran cuatro horas y media. Estos ómnibus están provistos de ascensores hidráulicos para facilitar el manejo de las sillas ortopédicas que deben usar para su traslado la mayoría de los miembros de este club. Los ómnibus se alejan hasta cincuenta millas de distancia para recoger y devolver a los miembros. Aunque no se trate de un programa de rehabilitación física este sistema ha mejorado mucho el estado de salud de esta gente. Uno de ellos dudó si valía la pena seguir viviendo en ese estado; sin embargo halló fortaleza y una motivación de vida enseñando a otro miembro de igual condición a usar la cuchara y llevársela a la boca, cosa que no había podido lograr por casi ocho años. Aquél día se derramaron muchas lágrimas de gozo. Una y otra vez, los corazones son conmovidos a causa del amor que se prodigan los miembros del Cuerpo de Cristo.

Nuestras buenas obras, inspiradas en el don de misericordia, pueden llegar a ser el máximo testimonio para el mundo exterior de nuestra fe en el Señor Jesucristo. Un catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad de Miami, en la localidad de Oxford, estado estadounidense de Ohio, escribió recientemente que "la contribución más importante que nosotros podemos hacer en este mundo reside en las personas de nuestro conocimiento. Nuestras obras de misericordia y dedicación tienen cien veces más impacto en la vida del prójimo que nuestra vocación por las ideas sociales."
Por ejemplo, los profesores de educación terciaria pueden hablar interminablemente y con profundo conocimiento sobre las reformas sociales. Yo creo que lo que verdaderamente marca una diferencia real entre ellos y los demás seres humanos, se fundamenta en la forma en que tratan a sus esposas, esposos, hijos y vecinos, y a los estudiantes dentro y fuera de los claustros y por último, la conducta moral que son capaces de demostrar.

El mundo no empeoraría demasiado si el 95 % de los libros existentes no se hubiera escrito. Pero cada vez que una persona hace una obra bien, la vida de alguien se ilumina inevitablemente. "Wordsworth, hablando con entendimiento, expresó que la mejor parte de la vida de un hombre se basa en las anónimas y olvidadas obras de bien y de amor que ha hecho."
Durante la ocupación de Etiopía por las fuerzas italianas, los evangélicos tuvieron que sufrir una persecución grave. Ya que las cárceles carecían de aprovisionamiento para los prisioneros, la única forma de poder alimentarse era gracias a la visitación de conocidos y familiares. Los prisioneros cristianos fueron tan bien cuidados por los hermanos creyentes y los grupos de las iglesias que el sobrante de alimento pasó a manos de los no-creyentes, quienes con frecuencia fueron olvidados por conocidos y amigos. Este espontáneo y silencioso testimonio de amor profundo, desconocido en muchos círculos de no-cristianos, hizo que muchos inconversos buscaran a los cristianos para saber más sobre este nuevo camino. En consecuencia, también algunos prisioneros que aceptaron al Señor Jesucristo, luego de ser puestos en libertad, volvieron a sus hogares para buscar la iglesia evangélica más cercana.

Actualmente cada hijo de Dios necesita manifestar su amor compasivo prácticamente a los demás miembros del Cuerpo de Cristo.

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