REVISTA RHEMA

¿¡JUSTICIA!?
Por Eduardo Pierini

 

En mi país vivimos en una sociedad descreída de las leyes y de aquellos que las administran. Vemos que los que tienen el poder de administrar justicia en sus manos, son los que más usan de ese conocimiento para torcer la ley.
Desde niños nos acostumbramos a una imagen de la justicia representada por una señora con un gorro, los ojos tapados y una balanza que hablaba de equidad.
Hoy nos parece un cuento de hadas. Sin embargo no es así para con Dios. Él ve todas las cosas; las que acontecen no sólo en este país sino en todo el mundo.
Hace casi tres mil años el Señor dijo: "El derecho se retiró y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir. Y la verdad fue detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en prisión; y lo vio Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho" (Isaías 59:14, 15).
No tenemos que ser muy entendidos para darnos cuenta que el derecho no existe, que la justicia está lejos y que no hay justicia en el hombre. Sabemos que la justicia es tan corrupta como la gente.
Solemos decir: "¡Qué barbaridad! ¿Qué pasa en nuestro país? ¿Qué pasa en este siglo? ¡Antes la cosas no eran así!" Recuerdo en los tiempos de mi abuelo la gente se daba un apretón de mano y sellaba un pacto, ese pacto era mucho mejor que cheques, que pagaré o que hipoteca, porque estaba empeñada la palabra de la persona. Tampoco se cerraban las puertas con llave, los coches quedaban abiertos, a nadie se le ocurría tocar lo ajeno. Ahora tenemos que poner candado, cerraduras, alarmas, y al final nada sirve porque hacen un túnel por debajo de la calle y llegan igualmente al objetivo. Esto no es una exclusividad de Argentina solamente.
"Y la verdad fue detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en prisión". Uno quisiera que el que hizo el mal fuera puesto en prisión. Aquí dice: "El que se apartó del mal fue puesto en prisión".
O sea el que se portó bien fue puesto en prisión. Un grupo de personas trabajan, y uno dice: "A este ritmo no hay que trabajar, hay que trabajar mas despacito. No hay razón por hacer tanto esfuerzo". El hombre bueno que quiere trabajar sabe que está robando a Dios y a su patrón, decide producir y esmerarse; éste no encontrará cabida en su trabajo. Vemos como aquellos que se levantan como jueces de los delincuentes, ellos mismos son investigados y ellos mismos son culpados de corruptos. Decimos: ¿Dónde está la justicia? Si a alguien le roban en su casa, tiene que tener cuidado que cuando haga la denuncia no lo pongan preso.
El mundo está compuesto por hombres y mujeres, se llamen argentinos, peruanos, españoles, etc. El problema no está en los que administran las leyes, el problema radica mucho más profundo que en la superficie, mucho más escondido. Dios nos dice que nosotros somos parte del problema. Él quiere que saquemos la mirada del problema general para comenzar a mirar cuál es el verdadero problema.

Profundo en el Corazón

Estamos abordando este tema, no para arreglar el mundo, sino para establecer que hay un lugar, un reino dentro del mundo, un reino de justicia, y se llama el Reino de Dios, el Reino de los Cielos.
Jesús dijo en Marcos 7:14 que, "Llamando a sí a toda la multitud, les dijo: Oídme todos y entended". Nosotros somos capaces de oír un montón de cosas, pero la mayoría de las cosas que oímos muchas veces no las entendemos porque no prestamos la debida atención; otras veces no entendemos porque nuestra capacidad mental es limitada.
Jesús quería hablarles y quería su atención. "Nada hay fuera del hombre que entre en él, que lo pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre. Si alguno tiene oídos para oír oiga". Hace pocos días atrás una señora en una de las reuniones hacía gestos, después me enteré que era hipoacúsica, ella percibía, podía hablar pero no podía escuchar. Jesús dijo:"Si tiene oídos para oír, oiga". Lo que sale de dentro nuestro es lo que contamina.
¿Lo que sale va a contaminar a otro hombre? No, contamina a sí mismo. Y sigue diciendo... Marcos 7:21-23: "Porque desde adentro, del corazón del hombre, salen los malos pensamientos, las inmoralidades sexuales, los robos, los homicidios, los adulterios, las avaricias, las maldades, el engaño, la sensualidad, la envidia, la blasfemia, la insolencia y la insensatez".
Nuestro interior es un cofre de maldad.
Usted podría decir: "Yo soy una persona de bien". No digo que no sea una persona de bien. Lo que Jesús dice es que de dentro del corazón salen todas estas cosas. Jesús reduce el problema global de la sociedad y del mundo a una sola cosa: yo. De mi corazón, de mis pensamientos salen todas estas cosas, y esto me contamina.
El abogado que estudió y recibió un título de honor en la facultad, luego administra justicia en algún juzgado. Administrará justicia de acuerdo a la ley que estudió y de acuerdo a su corazón contaminado con el infierno. Por lo tanto, aunque tenga buenas intenciones y su doctrina jurídica sea buena, él mismo está contaminado; todo lo que haga va a estar contaminado.
Jesús dice: "El problema de Argentina, del hombre, de la sociedad, no es lo que pasa afuera, es lo que pasa adentro". El problema deja de ser global, deja de ser un problema del gobierno o de los jueces, para convertirse en algo más cercano.
Algunos dicen: Si yo no tuviera este marido o esta mujer, sería así o de tal manera. El problema no es tampoco ese marido o esa mujer. El problema radica adentro. Esto es algo para entender y reconocerlo. Si reconozco que el problema soy yo, he avanzado, he prestado oído y he entendido una buena parte de lo que Jesús quiso decirnos.
El hombre, sin Cristo en su corazón, está bajo maldición, está separado de Dios, por lo tanto, esas cosas son las que reinan en su corazón, son las que dominan su mente.
"Porque de dentro del corazón de los hombres salen los malos pensamientos". ¿Tiene a veces malos pensamientos? Esos salen de adentro y esos malos pensamientos lo contaminan. Muchas veces hacemos diálogos mentales con nosotros mismos; en la Biblia encontramos varios diálogos, (Salmo 14:1). Hablo conmigo y digo: "Dios no existe; por las cosas que yo veo, Dios no existe". O quizás miro a una persona que no me acepta mucho, comienzo a elaborar pensamientos torcidos hacia ella y levanto un odio en mi corazón. Sí, malos pensamientos.
Los adulterios. Estos también proceden del corazón. Esto significa pecados sexuales o actos inmorales. Usted tal vez diga: "Yo tengo una sola mujer y no tengo ningún otro tipo de relaciones. Jesús dijo: "El que mira y codicia ya está pecando en su corazón".
Los hurtos...levante su mano quien nunca ha hurtado.
Los homicidios.
Ahora sí, no se halla en la lista. No mató a nadie. Jesús dice: "El que odia a una persona es homicida". Y ¿qué de aquellos que después de haber cometido pecados sexuales inducen al aborto a su pareja? ¿Qué de aquellas mujeres que actúan con liviandad y luego quitan la vida a los bebés que tienen en su vientre? ¿Acaso eso no es homicidio? ¿Quién le mandó a hacer eso? Jesús dice que de dentro de su corazón sale; estaba allí guardado.
Las avaricias, las codicias, las maldades, el engaño; la lista es larga.
El engaño es falso testimonio. El engaño es decir una verdad media torcida. Nos dicen las Escrituras que en Jesús "no fue hallado engaño en su boca".
La lascivia es similar a la lujuria, es la falta de control de sí mismo; personas que dan libre curso a sus impulsos perversos. ¿Quién puede decir: Yo estoy libre? ¿Quién puede decir: esto a mí no me toca?
La envidia es el desagrado al ver que alguien posee algo que yo no tengo. Y da lugar a que el corazón se envenene. La envidia destruye. Un día un hombre llamado Caín mató a su hermano, porque Dios bendijo a su hermano. Odio entró en su corazón y, por envidia, lo mató. La envidia no sólo lo afectará a Ud. sino que puede ser tremendamente nociva para los que lo rodean.
Por envidia, una familia compuesta por doce hermanos, tiraron a un pozo a su hermano, José, y luego lo vendieron como esclavo.
El rey Saúl, que fue elegido por Dios como rey del pueblo de Israel, tuvo envidia cuando se levantó, David, alguien mejor que él. Lo persiguió y varias veces intentó clavarle su lanza.
Pablo en su carta a los Corintios, como antídoto a la envidia, dice: "El amor no tiene envidia".
Maledicencia es hablar abusivamente y en forma calumniadora, hablar de más. Cuando venía hacia la reunión leí en el paragolpe de un camión lo siguiente: "Antes de hablar piensa si tienes algo que decir". Nosotros hablamos y hablamos, y las Escrituras dicen: "En la multitud de palabras abunda el pecado".
Soberbia es arrogancia, es pretender ser más que otro, es el espíritu de orgullo que se levantó en el mismo Satanás. Altivez de espíritu.
Insensatez es un resumen de todas las inclinaciones perversas del hombre.
Después de leer esta lista, digo: "Dios, ¿todo esto está en mi corazón?". Es por eso que a veces reacciono mal; es por eso que hago actos incorrectos; es por eso que pienso mal. Si el problema está adentro no puedo echarle la culpa a alguien, no puedo cargarle a nadie mi paquete.

Un Nuevo Corazón

Jesús dice que Él, sabiendo que el hombre era corrupto desde su nacimiento, buscó una solución. ¿Cuál era la solución?
Ezequiel 11:19 nos lo dice: "Les daré otro corazón, y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. De la carne de ellos quitaré el corazón de piedra y les daré un corazón de carne, para que anden según mis estatutos y guarden mis decretos y los pongan por obra. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios".
Dios promete sacar toda la contaminación, sacar ese cofre de maldad y darnos un nuevo corazón, darnos una nueva vida
Hoy es un día especial porque tiene delante de Ud. la vida y la muerte. Puede seguir cargando con ese corazón o recibir uno nuevo. Reconocer que el problema no está afuera sino que está adentro. Si es así, ya ha dado un paso muy importante. Admitir la verdad es ponerse de acuerdo con Dios. Entonces, hay una solución para usted.

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