TU DIOS REINA

INTRODUCCION

 

El 7 de septiembre de 1850 el capitán Allen Gardiner embarcó rumbo a la Patagonia, Argentina, con otras seis personas: el cirujano Williams y Juan Maidment, tres pescadores de Cornwall, Inglaterra -Pearce, Babcock y Bryant- y Erwin que era carpintero de un barco. Éste último había acompañado al capitán en viajes anteriores. En una oportunidad, manifestó que estar con un capitán así era como un cielo en la tierra, ya que el capitán era un hombre dado a la oración.

La carga de Gardiner era ésta: «Nuestro Salvador ha dado el mandato de predicar el Evangelio hasta los confines de la tierra. Él dará el cumplimiento a su propio propósito. Que podamos tan solamente obedecer».

Sabiendo que la Patagonia era tierra árida, los hombres llevaron consigo provisiones e hicieron arreglos para que arribaran más de éstas en el futuro. Los nativos hostiles robaron de lo poco que ya les quedaba y no pudieron hacer mucho para proveerse de víveres. En poco tiempo se les acabaron las municiones, lo que hizo que no pudieran agregar a sus raciones algo de cacería. Luego de mucha fatiga y privación por falta de comida, Allen Gardiner y sus hombres partieron a la Presencia del Señor entre el 8 de junio y el 8 de septiembre de 1851. El barco que traía los alimentos necesarios, no llegó hasta unos siete meses más tarde.

El capitán Smyly, que viajó de Montevideo para buscarlos, descubrió entre los papeles algo que había escrito Williams en momentos de lo más apremiantes, y decía así: «Estoy feliz más allá de lo que puedo expresar» - a pesar de que no tenían nada que comer, excepto lapas, mejillones y algún tipo de hierba.

En una roca había pintado las palabras del testimonio de cada uno de ellos, que se encuentra en el Salmo 62:5-8: «Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de Él es mi esperanza. Él solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré. En Dios está mi salvación y mi gloria; en Dios está mi roca fuerte, y mi refugio. Esperad en Él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de Él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio. Selah».

Las últimas palabras que escribió Gardiner fueron: «Nuestro querido hermano Maidment se fue del barco el martes al medio día y no ha vuelto desde entonces. Seguramente está en la Presencia de su Redentor a quien sirvió tan fielmente. Falta poco, y por gracia también nosotros podremos unirnos a aquellos que cantan las preces de Cristo por la eternidad. No tengo hambre ni sed, aunque he estado sin comida durante cinco días. Maravillosa bondad hacia mí, un pecador.

El Señor se encargó de que fueran preservados los diarios de estos hombres de Dios y han provisto excelente material para muchas biografías que luego fueron escritas.

Ragland, un misionero pionero a la India, escribió: «De todos los planes para asegurar el éxito, el más eficaz, es el de Cristo mismo: el ser un grano de trigo que cae en la tierra y muere. ‘De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto’».

En la tumba de Ragland, Amy Carmichael y otros dos misoneros encontraron esta oración en lo profundo de sus corazones: «Señor, danos vivir esa vida y morir esa muerte y traer fruto para vida eterna». En 1851 siete hombres en la Patagonia vivieron esa vida y murieron esa muerte. Esta historia relata algo de la cosecha de esa semilla.

Stanley Frodsham

*Stanley Frodsham fue uno de los pioneros de la fe Pentecostal en Inglaterra. Fue, durante 30 años, ediitor de la revista "Pentecostal Evangel", órgano oficial de las Asambleas de Dios en U.S.A. Es autor de varios libros que narran las maravillosas obras de Dios en los primeros años del siglo XX.

 

EL RELATO ARGENTINO

Veremos aquí los hechos que precedieron a uno de los despertares espirituales de la Iglesia Cristiana en nuestros días. Este relato nos lleva, como testigos presenciales, detrás de la escena para descubrir el «por qué» y el «cómo».

A cualquiera que esté buscando intensamente a DIOS, deseando conocer los principios y caminos divinos que rigen su obra, este vívido relato ha de revelarle muchos de los secretos de DIOS.

Estos preciosos tesoros están encubiertos a los indiferentes y satisfechos, pero revelados a aquellos hambrientos que han determinado buscar a DIOS de todo corazón, y que se atreven a creer literalmente su Palabra y a cruzar los desiertos espirituales necesarios para poder encontrar el camino que lleva a su Creador.

El mensaje aquí es un desafío profundo e inspirador. Sobre los que están ya preparados, establecerá la convicción de que DIOS es el mismo, ayer, hoy y por los siglos, y que ÉL no hace acepción de personas.

Yo también puedo encontrar los divinos secretos para llegar a un glorioso despertar y avivar en mi vida, en mi iglesia, mi pueblo, mi provincia y aun en mi país. Mientras DIOS está diciendo al hombre que no es con ejército ni con fuerza, mas con su Espíritu, al mismo tiempo insiste en que: «Desde los días de Juan el Bautista, hasta hoy, el reino de los cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan».

Jack Schisler

*Jack Schisler ejerció su ministerio misionero, primeramente, en Borneo y luego en Argentina. Actualmente, ministra en U.S.A..y sigue viajando a Argentina, Brasil y otros paises.

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