CONFERENCIA INTERNACIONAL PENIEL '99
"EL
JUBILEO"
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Tres Fiestas Solemnes ordenó Dios a los hijos de Israel después de haberlos librado de Egipto y antes de que entraran a la Tierra Prometida.
Éxodo 23 nos muestra que Jehová las menciona en el Monte Sinaí, apenas tres meses después del cruce del Mar Rojo, y Deuteronomio 16 nos habla de ellas en detalle, cuando Moisés se las recuerda al pueblo 40 años después, justo antes del cruce del Jordán.
Tras Haberlos Librado de quienes los oprimían, nuestro maravilloso Dios les dice:
"Vosotros vísteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé
sobre alas de águilas, y os he traído a mí.
Ahora pues, si diereis oído a mi voz, y guardáreis mi pacto,
vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos;
porque mía es toda la tierra.
Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa".
Estas Palabras cargadas de amor y promesas fueron seguidas de muchas otras que fueron los cimientos de la relación de aquél pueblo con su Dios. Y entre las cosas que luego les ordenó estaban las tres fiestas solemnes que habrían de celebrar de allí en más.
El
Pasado Mes de Febrero, durante su
última semana, en Peniel Argentina acabamos de celebrar nuestra
tercera fiesta solemne, nuestra tercer convocación. Y lo hemos
hecho por la gracia de Dios y por la ministración del Espíritu
Santo sobre nuestras vidas tal como lo dice el texto bíblico,
con gran alegría.
Durante Estos Días de celebración, que denominamos "El
Jubileo", pues ya son 50 años de la Obra Peniel en
Argentina, el Espíritu Santo nos enseñó, nos alentó, nos
llevó a intercesión por nuestro país y luego cada mañana y
cada noche nos alzaba a lugares de gozo y alegría en Él de una
manera que se hacía difícil concluir cada reunión.
El Señor
Instruyó a Su Pueblo por boca de
sus siervos con profundas verdades de vida espiritual, y de la
relación hacia Él. Palabras sencillas asombraron por las
verdades contenidas en ellas, y llevaron hacia nueva luz, hacia
nuevas entregas, hacia un mayor amor para con el Señor Jesús.
Pero la palabra más significativa de esta Conferencia '99 fue
sin ninguna duda que el Señor daba alegría a Su Pueblo, y que
la dio, la dio! El Señor dijo: "...te
alegrarás" y también: "...estarás
verdaderamente alegre". Y fue tremendo como el
Señor nos llenó del gozo de Su Presencia. Hay una canción que
cantamos, que dice: "No puedo parar de alabar, no puedo
parar, no puedo parar..." No podíamos parar el
regocijarnos. Todo ello está en video y en casettes de
audio y cualquiera que lo desee puede solicitar copias, para así
participar también de ello.
Esta Conferencia se realizó en el parque Peniel de las afueras
de Buenos Aires, donde los miembros de la Iglesia de esta ciudad
construyeron en apenas 100 días un amplio auditorio. En un
esfuerzo que todos admiramos, derramaron su fuerzas y sus
bolsillos día y noche, para que hasta tres mil personas pudieran
hallar lugar durante esta convocación. Lo que la construcción
de ese edificio significó para ellos, no lo podrá entender
quien no participó en ella, pero lo más maravilloso fue como,
al dedicarlo a Dios, cada uno de ellos puso en el altar todo lo
que de sus vidas habían invertido en esa construcción: sus
horas y su dinero,sus fuerzas y su ánimo. El trabajo contra
reloj no había sido fácil. El esfuerzo de ellos fue inmenso.
Pero el humo que subió hacia los cielos esa primera noche, la de
la dedicación, fue sumamente fragante para todos los presentes.
Todo fue puesto en el altar. Todo lo quemaron. Nada dejaron para
sí mismo; todo fue ofrenda para nuestro Dios.
Quienes Venían de las otras iglesias participaron junto a ellos
de esa entrega con mucho respeto y gozo, aunque esta ofrenda fue
algo que solamente la Iglesia Peniel de Buenos Aires podía
ofrecer, pues ellos fueron los constructores. Sin embargo, de
ellos surgió algo más, que permitió que toda la congregación
se uniese en un solo sentir de agradecimiento.
La Gratitud de todos subió hacia Dios, por la Gracia que el Señor derramó sobre un hombre para ser fuente de inspiración para cientos de otros, y para ser guía de muchos ciegos hacia esa Luz y Revelación por la cual él mismo había sido alumbrado muchos años atrás. El magnífico auditorio, después de haber sido entregado al Señor, fue denominado: "Auditorio Edward Miller" como un pequeño homenaje de parte de todos los hermanos por los cuales este hombre regó sus lágrimas. El Pastor Miller se sintió molesto ante esto, que fue una total sorpresa para él, pues él siempre ha dicho que nada hizo, que él apenas fue un instrumento, que todo lo hizo la mano del Señor. Y todos sabemos eso, pues es parte de lo que él mismo nos enseñara, pero para todos los presentes fue muy emotivo este acto mediante el cual muchos hijos espirituales del Pastor Miller, congregados aquí y representando a varios países, pudieron unirse para darle las gracias por haber gastado su vida por ellos.
Los Hermanos presentes en esta Convocación del Señor provenían del norte y del sur y del este y del oeste de Argentina, pero también vinieron muchos de otros países. Uruguay, Paraguay, Estados Unidos, Taiwan, Malaysia. Fue una verdadera fiesta. Las canciones llenaron el salón, el espíritu de comunión inundaba los parques alrededor del auditorio, el gozo estaba por doquier.
Y La Hermosura de la Presencia del Señor reinó.
Esto realmente sucedió:
"...os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí."
Y esto es lo que viene:
"Ahora pues, si diereis oído a mi voz, y guardáreis mi pacto,
vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos;
porque mía es toda la tierra.
Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa".
¡ALELUYA!
Fotos cedidas por David Hayes