VISITACION DE DIOS EN TAIWAN

María A. de Miller

 

TESTIGOS

Escasamente dos meses atrás regresamos, mi esposo John y yo, de una gira por Taiwan. Allí estuvimos ministrando aproximadamente un mes y medio. Es nuestro deseo compartir las hermosas experiencias recogidas en esa nación con nuestros colaboradores en la obra, lectores y amigos - especialmente aquellos que se han identificado con nuestro ministerio en esta parte tan austral de la tierra. Por que ciertamente éstas darán gloria a Aquel que llama a sus obreros a la mies.

Dios nos sorprendió grandemente en la manera avasalladora con la cual su Espíritu movió entre nuestros hermanos chinos. Una cultura totalmente diferente; un idioma desconocido; otra idiosincrasia, sin embargo, no fueron éstos obstáculos para dejar de sentirnos muy cerca de ellos y amarlos como si nos conociéramos por largo tiempo.

Tres años atrás, Dios le mostró en una visión a mi esposo que iríamos a Asia, sólo esperamos las confirmaciones necesarias y Su tiempo. Más aún, en ocasiones posteriores el Señor nos reiteró que veríamos su Espíritu mover como lo hiciera tan soberanamente en nuestra congregación en el año '88, cuando Dios se reveló de manera tal, que sólo encontramos parangón en añejos libros y avivamientos de su Espíritu. ¡Y ciertamente así fue! Él cumplió su Palabra.

Ministramos en distintas iglesias, en diferentes puntos del país, en su mayoría tres reuniones por día. Eramos totalmente conscientes que las fuerzas y sostén de Su Espíritu eran la porción diaria de los cielos para llevar a cabo tal misión. Su Palabra fluía tan libre y burbujeante que no nos cabía duda que Su respaldo estaba en todo lo que se hacía. De lo contrario, hubiera sido gravoso tal itinerario, ya que había poco tiempo para descansar y una constante demanda de un pueblo hambriento.

Y SU ESPIRITU LOS VISITO

En cada iglesia que visitamos encontramos sed y apertura en los corazones, tanto del pueblo como de los pastores. Y su Espíritu... ¡obró maravillas!

Algunos pastores, bajo la influencia del Espíritu Santo, quedaron borrachos por horas. Por más que trataron de levantarse del piso, una fuerza mayor los sostuvo allí incapacitados. Otros, luego de muchos intentos, buscaban ponerse de pie y cuando parecían ya estar en sus cabales, intentaban tomar mano de lo que encontraban a su paso, para luego desplomarse y comenzar así un nuevo intento; esto, sucedía por largo rato. Muchos de los miembros presenciaron estos infructuosos intentos de sus pastores y quedaban asombrados, pues nunca antes lo habían visto. La dignidad de sus pastores había desaparecido. Sólo puedo decir que Dios tiene un gran humor. Y concluyó maravillada: "¡Cuán vulnerable es el hombre ante el despliegue poderoso del Espíritu Santo!

Mucha gente, luego que Dios había obrado en sus corazones, al recobrar su postura quedaban sin poder hablar por horas y a veces por días enteros. Otros, por más que trataron de hablar su idioma, sólo salieron lenguas celestiales de su boca. En otros casos, hablaban como pequeños niños. ¿Quién puede comprender lo que pasa realmente en el alma del hombre cuando Dios la toca?

Cuando su Espíritu descendía hacía como quería y ministraba según la necesidad de cada uno de ellos. Simultáneamente pasaba de todo: algunos eran liberados; otros entraban bajo la convicción del Espíritu Santo que los redargüía de cosas que estaban mal en la vida; otros...lloraban; otros... reían incontrolablemente, y otros eran sanados. ¡Todo parecía una sinfonía armoniosa dirigida por su Santo Espíritu!

Cuando los corazones se sentían lavados y renovados entraban en un gozo lleno de gloria inefable. Risa los desbordaba hasta, en algunos casos, hacerlos rodar por el piso.

Inconversos que por vez primera entraban eran ministrados tan soberanamente por Dios que no fue necesario ninguna prédica de salvación. Dios se encargó de tratar con ellos. ¿Cómo sabían esos paganos idólatras que Jesús podía hacer algo con ellos? Dime, ¿quién contristó sus corazones hasta que abundantes lágrimas caían sin parar de sus rostros y los convencía de sus malos caminos? O ¿cómo el gozo irradió sus caras al sentirse libre de grandes ataduras y herencias antiguas que caían como pesadas cadenas? ¡Qué grande, capaz y suficiente es Aquel que dijo que enviaría a Su Espíritu Santo y éste convencería al hombre de sus pecados! Oh, si sólo supiéramos darle más lugar al Espíritu y retiráramos nuestras manos y estrechos conceptos teológicos, cuánto más del cielo se vería manifestado en esta tierra tan necesitada.

Creyentes fueron renovados y fortalecidos en su fe. Algunos, llenos de ese gozo santo, danzaron en el Espíritu con sus ojos cerrado, borrachos con vino de los cielos. Sin embargo, se deslizaban entre los muchos cuerpos que estaban en el piso aún bajo el obrar de su Espíritu, y nadie era tocado o atropellado; ángeles parecían guiarlos en una sublime libertad celestial. Otros danzaban con movimientos tan armoniosos en adoración como ante un Rey. ¡Que deleite era contemplar aquello! Oh, ¡cuántas manifestaciones de su gracia y amor podrían llenar cuantiosas páginas.

Para muchos...los ojos del espíritu fueran abiertos con visiones del mundo celestial. ¡Eran tan reales como sorprendentes! Vez tras vez estos amados hermanos nos repetían las mismas cosas: "¡Jesús, Jesús estaba allí! Grande, majestuoso, y yo...¡tan pequeño! Y cuando Él les hablaba y abría ese mundo eterno los corazones eran ministrados con vida. Él los confortaba, exhortaba, corregía, purificaba o sanaba según fuera la necesidad. ¡Qué mejor que Él, su Creador, sabía las profundas necesidades de esos corazones!

¡ESTO NO PUEDE SER DIOS!

Ahora me hago eco de las palabras del apóstol Juan: "Lo que he visto y oído, eso os anuncio...Estas cosas os escribo para que vuestro gozo sea cumplido".(Juan 1:3-4). Y para que en cada testimonio Dios, su Hijo y Espíritu Santo sean glorificados.

Estábamos niminstrando en una joven iglesia, finalizado yo el mensaje se hizo la invitación y muchos respondieron al llamado. Cuando su Espíritu descendió y el poder de Dios comenzó a obrar en ellos, hizo como bien le pareció. Muchas veces nosotros sólo fuimos espectadores escuchando una sola de las voces del diálogo entre el almas de un hijo de Dios y su Señor.

Una joven mujer comenzó a reír y reír como una niña lo haría junto al cobijo seguro de su padre. Esto sucedió por un período bastante extenso. Repentinamente, comenzó a llorar copiosamente. Ciertamente el pastor miraba algo extrañó ante los acontecimientos. Hasta que nuevamente la risa la invadió y la desbordó. Para gran sorpresa, ésta que gozosamente había reído, ahora emitió un alarido que hizo tornar los rostros de muchos a su alrededor en completa incertidumbre. Y más sorpresa causó al escuchar de sus propios labios decir:" ¡Jesús me vas a matar! ¡Jesús me vas a matar!. Ahora ciertamente el pastor parecía confirmar sus sospechas: ¡Esto no puede ser de Dios! Tranquilizándolo y compartiendo las extrañas maneras que Su Espíritu obra dentro del corazón del hombre, éste se aquietó.

Finalmente, cuando la reunión se acabó y se anunció que la próxima reunión se llevaría acabo la mañana siguiente, esperamos ansioso escuchar por boca de esa mujer su testimonio. Y esto es lo que ella compartió:

"Cuando caí bajo el poder, allí mismo estaba Jesús. ¡Grande, muy grande! Me llenó de gozo verlo a Él que de un distancia me invitaba A venir hacia Él. Cuando llegué a ese lugar, Él nuevamente estaba llamándome desde otro sitio, y allí yo corrí. Me sentía como una niña jugando con su tierno padre. No pasó mucho tiempo que con una voz suave, sin reproche alguno, comenzó a indicarme cosas que habían estado mal en mi vida. ¡Oh, cuánto dolor trajo a mi corazón! Lloré y lloré, porque era consciente de que mis hechos lo habían lastimado. Pero nuevamente su amorosa y amante voz dijo:" Ves, todo esto, está acabado. Yo lo he borrado". Fue allí cuando el gozo nuevamente la inundó y no pudo hacer que su boca contuviera su burbujeaste risa. A estos momentos de gloria le siguió algo extraño...una corriente comenzó a pasar por su cuerpo. Esta aumentaba más y más. Fue allí cuando escuchamos decir esas extrañas palabras: ¡Jesús, me vas a matar! Dos años atrás esta mujer había sufrido una caída de una escalera, como consecuencia daño parte de su columna vertebral y esto trajo aparejado grandes dolores en sus piernas. Cuando Jesús estaba enviando esa extraña corriente por su cuerpo, la estaba sanando. Y estas fueron sus palabras a ella:" Oh, no...no te estoy matando. Estoy matando tu dolor" Cuando ella se levantó del suelo no solamente se había encontrado con un Jesús muy real, una experiencia nunca antes recibida y con un cuerpo totalmente sano. ¡Aleluya!


ANGELES CON UNA MISION

Estábamos casi concluyendo nuestro viaje, cuando varias iglesias de las zonas cercanas se reunieron no sólo para seguir gozándose en las maravillas que Dios había estado haciendo, sino también para gozar de aquel invisible lazo de amor con el cual Él nos había entrelazado esos cuarenta y cinco días.

La última reunión, mientras adorábamos y alabábamos a nuestro Dios en libertad y simplicidad propia de niños, nuevamente su poder comenzó a ser su extraña obra en los distintos rincones de aquella iglesia. Entre los tantos tocados por el poder de Dios, había una diminuta joven que insistentemente quería ponerse de pie pero no pudo. Así que, sobre sus rodillas, mientras entonábamos: ¡Emanuel, Emanuel! como una gacela comenzó a danzar y mover sus brazos tan armoniosamente como quien se postra y rinde homenaje a un soberano. Fue durante este tiempo que sus ojos fueron abiertos al mundo de Dios. Ella habría de tener una operación en su vientre la semana entrante. Mientras compartía esos momentos en el Señor vio un ángel ante ella; grande, muy grande. Y entre tantas cosas que se trasmiten sin palabras entre los seres de luz y el alma del hombre, ésta preguntó al ángel en cuanto a su futura operación. Para su gran asombro escuchó estas palabras de boca del mismo: "¿Quisieras tú que yo entre dentro de ese tumor?". Ella asintió, pero sin realmente entender lo que implicaba la pregunta del ángel. Y así de real y simple lo vio hacerse pequeño y más pequeño hasta que se introdujo dentro de su tumor".

Al día siguiente, compartió su experiencia con sus pastores, pues ya nosotros habíamos viajado rumbo a Estados Unidos. Fue allí que recibimos una llamada de larga distancia en la cual nos informaron del precioso fin de aquella mujercita china.

Dos días más tarde se presentó a su doctor para los últimos preparativos de la operación, encontraron que el tumor había desaparecido.

Querido lector, amigo o colaborador en la obra, hemos caminado a junto a un Dios que se ha especializado en echar a bajo las estrechez de nuestros conocimientos en cuanto a Él y todo lo concerniente a su mundo.

Cuántos testimonios más podría compartir. Algunos te harían llorar... otros... reír. Aun en este tiempo he llegado a descubrir el gran humor de Dios, a través del cual muchas almas han sido sanadas. Pero como dije antes necesitaría muchas páginas para compartir de esto.

Sí algo de lo que has leído en vez de fe despierta desconfianza y escepticismo déjame cerrar esta carta con las palabras de Job y entonces entenderás que aún esto es nada.

"HE AQUI ESTAS COSAS SON SOLO LOS BORDES DE SUS CAMINOS; Y ¡CUAN LEVE EL SUSUSRRO QUE HEMOS OIDO DE EL! (Job 26:14)

 

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