VISITACION DE DIOS EN BORNEO
Después de muchas horas de viaje, cambios de aviones,
diferentes aeropuertos y horas de espera, finalmente llegamos a
nuestro destino: Malasia. Estuvimos ministrando allí durante
tres semanas.
Malasia esta dividida en dos : Malaysia del Oeste y del Este,
también conocido como Borneo de Malasia. Los grupos étnicos
están compuestos por: malayos, chinos e indios.
Las tribus de aborígenes de aquel lugar, tienen entre ellos a
los famosos ex-cazadores de cabezas. Estos tenían por costumbre
que todo joven que entraba en su madurez debía traer la cabeza
de algún habitante de alguna aldea vecina. Esto sucedió hasta
que misioneros llevaron las nuevas del evangelio y grandes
cambios se operaron en ellos.
TESTIGOS
Primeramente tuvimos reuniones en Penang, una península
turística de aquella nación, donde pastores y obreros se
reunieron en una conferencia. Allí vimos con gran gozo a Dios
mover libremente en su medio.
Posteriormente, participamos de reuniones en distintas
congregaciones. El poder de Dios fue muy manifiesto; liberaciones
y manifestaciones de gozo inefable los inundó. Vimos pastores y
esposas de pastores, sin contar los muchos que en la
congregación estaban borrachos con el vino de su Espíritu.
A pesar del tremendo calor y terminar muchas veces con nuestras
ropas goteando, nos regocijábamos de ver a Dios alcanzar
corazones y renovar vidas.
Desde allí volamos a Borneo, o Malasia del Este. Para sorpresa
nuestra, hayamos un espíritu diferente. Luego, cuando supimos lo
que Dios había hecho en varias oportunidades entre las tribus
dispersas en la jungla, entendimos el por qué.
El Espíritu de Dios movió soberanamente en la conferencias que
agrupó varias iglesias del lugar, compuesta principalmente por
chinos. Culmi-namos con una reunión el domingo; lo que allí
sucedió deseo compartir con ustedes.
Estábamos cantado esa mañana cuando una persona cayó sobre sus
rodillas, se tapó los ojos y comenzó a exclamar fuertemente:
«Jesús, Jesús». Tanto esta persona como otros vieron a Jesús
entrar por la puerta y caminar por el pasillo de aquel auditorio;
la gente comenzó a caer en los pasillos. A una persona el
Espíritu de Dios le dijo: «Guarda tus anteojos». En el
instante que lo hizo el Espíritu vino sobre ella y le indicó
que danzara. «¿Danzar yo? No se danzar -pensó-, en los cultos
solo he saltado un poquito». Además se había sacado los
anteojos y no veía bien. De pronto, el Espíritu la levantó y
comenzó a danzar, yendo de un lado a otro, dando toda la vuelta
al auditorio, saltando como una gacela, encima de los cuerpos
caídos.
¡El Espíritu de Dios estaba en ese lugar! Yo fui a uno y a otro
y les dije: «Jesús está aquí. Jesús está aquí». Estos
llorando me decían: «Lo sé, lo sé, acabo de verlo, Jesús
está aquí».
Mi padre que estaba ministrando junto conmigo, comenzó a
profetizar sobre aquella nación. Mientras él lo hacía, la
persona que había danzado como una gacela con anterioridad,
corrió hacia la plataforma y, bajo el poder de Dios, comenzó a
agitar sus manos de un lado hacia el otro. Luego nos contó que
veía la bandera de Malasia, que Dios se la había puesto en la
mano con un asta de más de un metro. Ella la meció durante todo
el tiempo que la profecía fue dada. Luego quedó en el piso bajo
el poder del Espíritu de Dios hasta finalizada la reunión. La
unción y el poder de Dios esa mañana era muy real en medio de
aquel pueblo.
BORNEO
Más tarde continuamos nuestro viaje hacia el interior, donde
pudimos ver más de cerca la influencia de las tribus. Allí
tuvimos la oportunidad de visitar un «Longhouse» -casa larga-
que mide entre 200 a 250 metros de largo y alberga entre 200 y
250 familias; cada familia en su casita dentro de la gran casa.
Se hallan elevada del piso mas o menos tres metros, por causa de
los animales salvajes y el agua.
Fue en Borneo que hallamos el por qué a la apertura espiritual
en aquel lugar, diferente de lo que hallamos en Malasia del
Oeste. Algunas de las tribus aborígenes del lugar conocieron
varios avivamientos, donde milagros y señales acompañaron esos
moveres de Dios. El primer mover que conocieron fue en los años
40.
Una tribu, los Lung Bawang, en Borneo, despreciada por el resto
de las tribus, vivía prácticamente borracha, cien días de cada
año estaban bajo la influencia del alcohol. Un libro que narra
cómo Dios intervino a favor de ellos, se titula «Borrachos
antes del amanecer». Esta tribu llegó a tal degradación que
los hombres, después que se prohibió la caza de cabeza, se
dedicaron a la bebida. Los únicos sobrios, decía el reporte del
gobierno «eran los perros». El descuido hizo que vinieran
plagas y pestes. Esto los llevó casi hasta el exterminio,
entonces, Dios intervino. Los tremendos cambios que el
cristianismo trajo a estos desahuciado, ha hecho de ellos, hoy,
una de las tribus que tiene el más alto porcentaje de
profesionales.
En el año 73 otro soberano mover de Dios comenzó en una escuela
secundaria entre un grupo de jóvenes, en un lugar llamado
«Bario». Allí este grupo de jóvenes se juntaba por la noche
para orar, unas horas después de las clases. Inspirados también
en el libro «Como un viento recio», creyeron que Dios podía
mover también soberanamente entre ellos. Oraron: «Dios si tu lo
hiciste en Indonesia, puedes hacerlo aquí también».
Y la respuesta llegó desde los cielos. Un profundo
arrepentimiento, acompañado de clamores y gemidos, los inundó.
La convicción era tal que aún las cosas más pequeñas para
ellos eran grandes, tales como contestar mal o llegar tarde a las
clases, era visto como algo terrible a los ojos de Dios. Los
profesores estaban muy molestos al principio, especialmente
porque pasaban toda la noche en oración y pronto tendrían que
enfrentar los exámenes finales. El Espíritu de Dios comenzó a
traer convicción entre los profesores, hasta que ellos también
comenzaron a clamar a Dios. Esto que comenzó con un grupo de 20
o 30 personas se desencadenó en un avivamiento tan grande que
aun puede leerse de ello en los archivos del gobierno.
Tuvimos una entrevista con un testigo de aquel mover, y nos
compartió las preciosas cosas que sucedieron allí y en su
propia vida. Nos decía cómo cuando Dios trajo perdón y
reconciliación muchos escribían cartas pidiendo perdón. Cuando
llegó el tiempo de los exámenes los jóvenes pasaron con todos
los honores. También cuando llegó el tiempo de las vacaciones
de fin de año, repentinamente y sin explicación, el gobierno
mandó a esa escuela una cantidad de dinero como compensación a
los profesores, cosa que nunca se dio antes ni después. Los
profesores con el dinero pudieron regresar a sus casas y visitar
también otros pueblos, de esta manera el avivamientos se
extendió a través de ellos a otros lugares. «Bario» en el
idioma de ellos significa «viento», y fue el viento del
Espíritu de Dios que sopló sobre muchos.
Los jóvenes que volvieron a sus aldeas llevaron consigo el fuego
del Espíritu afectando aun a otras tribus. Dios les dio palabra
de conocimiento. Muchas veces tomaban a sus familiares por las
manos y les describían sus pecados, exhortándolos al
arrepentimiento, indicándoles a menudo dónde guardaban algún
talismán o cualquier objeto de brujería; éstos arrepentidos
caían sobre sus rodillas clamando a Dios. Permanecían allí
desde la mañana temprano hasta la tardecita, muchas veces por
varios días, hasta que la tribu entera se volvía a Dios.
Durante ese avivamiento presenciaron muchos milagros. Cuando el
Espíritu de Dios les indicaba ir a alguna de las aldeas, luego
de viajar por largas horas y la noche caía sobre ellos en medio
de una tierra con vegetación exuberante, delante de ellos se les
aparecía una luz fosforescente, transparente que alumbraba dos o
tres metros a su alrededor. Los animales salvaje no los
molestaban y esa luz iba delante de ellos acompañándolos.
Cuando entraban en la aldea la gente quedaba asombrada, y cuando
le contaban lo que Dios había hecho un avivamiento brotaba en
ese lugar. En cada pequeña aldea donde estos corazones
encendidos llegaban, el fuego del avivamiento las abrazaba.
En otra ocasión, un grupo de jóvenes a los cuales el espíritu
de Dios les indicó visitar cierta aldea, a la cual también
deberían llegar luego de transitar por la noche los tenebrosos
caminos de la selva, el espíritu de Dios les dijo que tomaran
ramas u hojas, ellos así lo hicieron; cuando rompieron la rama
de algún árbol ésta se convirtió en una luz en sus manos. Los
que presenciaron tal milagro pensaron que cuando la gente de la
tribu viera aquella luz quedaría sumamente afectada, pero para
su asombro cuando llegaron la luz se desvanecía.
NUEVOS MOVERES
En diciembre de 1973, en el pueblo llamado Ba kelalan, durante
una reunión la gente comenzó a caer bajo el poder y hablar en
otras lenguas. Una mujer, esposa de un jefe de la tribu, estaba
lista para dar a luz, ella cayó bajo el poder y permaneció así
por dos días; cuando ella volvió en sí dio a luz su hijo en
perfecta condición.
Muchas aldeas fueron testigos de la gran visitación del Señor.
Luego que experimentaron la convicción del Espíritu Santo y
arrepentimiento, fueron inundados por una ola de gozo inefable;
comenzaron a saltar gritar y reír. Cuando los misioneros
vinieron eso dijeron: «Eso no es de Dios». Durante la
conferencia de pastores que tuvimos ni bien arribamos a Malasia,
hablamos con una persona que había sido testigo de aquel mover
de gozo en los año 73, nos dijo lo siguiente: «Recién ahora
entiendo acerca del gozo y de la risa porque, entonces, aquello
que experi-mentamos, los misioneros lo sofocaron. Pero estos
días, escuchando y viendo lo que Dios ha hecho en medio nuestro,
puedo entender lo que pasó entonces».
En los años 1984-1985 Dios nuevamente volvió a derramar de su
gracia sobre esa tierra. Señales extrañas acompañó este nuevo
mover. Dios levantó a un profeta de en medio de ellos y su
palabra se dejó escuchar. Las señales que se suscitaron allí
llegó a los oídos de un reportero del diario principal de
Malasia. Éste con helicóptero se trasladó hasta aquel lugar
para burlarse y echar por tierra todo. Durante su estadía allí
fue un testigo ocular de grandes señales en los cielos, de las
cuales tomó fotos y, consecuentemente, se dieron a publicidad a
través de dicho diario.
El 20 septiembre del 1984 un ángel se les apareció y les
indicó que se juntaran en una pequeña colina. LLevaron consigo
una lata de unos veinte litros con agua, pusieron también otra
lata grande con unos granitos de arroz, se separaron unos metros
y comenzaron a orar. El agua se tornó en aceite, y los granos de
arroz en harina. Tengo fotos de los panes milagrosos que ellos
hicieron luego con esa harina. Esto ocurrió reiteradas veces.
El 9 de abril del 1985 nuevamente vino la palabra profética que
a determinada hora Dios mostraría una señal, una bola de fuego
circundo los cielos por varias horas. El 9 de mayo sucedió
nuevamente, esta vez fue visto por trescientas personas. Una bola
de fuego que al son de la canción que entonaban se movía
rítmicamente, y cuando el ritmo de la canción cambiaba esa bola
de fuego seguía el perfecto ritmo de la canción que estaban
cantando. A veces aparecía en la montaña y otras veces
quinientos metros delante de ellos.
El 25 de mayo otro grupo de trescientas personas subieron a la
montaña a orar, mientras ascendían veían una persona arriba
con las manos extendidas, vestida de blanco, se paseaba en el
monte, rodea de un coro angelical. Cuando éstos llegaron al
lugar indicado lo hallaron todo cubierto de arbustos; no había
suelo en el cual se pudiera caminar libremente.
En 15 de julio 1985 hubo mas de mil persona reunida, Dios les
dijo que les mostraría su señales, y aparecieron bolas de fuego
en el cielo.
Los brujos y hechiceros tienen una influencia muy grande allí.
Uno de sus brujos tratando de mostrar cuanto más poderoso era
que el Dios de estos cristianos, tuvo que rendirse y aceptar que
hay sólo uno mayor que todo poder de oscuridad y ese es Dios. La
conversión de este brujo abrió las puertas para que muchos de
aquella región entregaran su corazón a Cristo.
Señales tras señales dieron testimonio del poder de Dios
manifestado a ese pueblo, tales como fuego descendiendo sobre un
monte y dejando una cruz en el mismo, devorando toda vegetación
a su paso.
Entre tantas fotos tomadas durante ese tiempo hubo una ampliada
donde claramente aparecen ángeles tocando la trompeta. Estuvimos
almorzando con el secretario del ministro de agricultura y nos
permitió tomar varias fotos de los maravillosos eventos que se
dieron lugar en aquella época.
LOS CIELOS ESCRITOS
Su mano no se ha acortado para seguir llamando a los corazones
de aquellos que son y serán suyos. En el año 1990 un grupo de
jóvenes de una escuela fueron acompañados por su profesora a un
campamento. El lugar donde se congregaron fue cercano a una
playa. Luego de cambiar de planes por inconveniente surgidos con
el micro en que viajaban, se asentaron en un solitario lugar;
oraron y pidieron a Dios que santificara aquel lugar. Cuando se
juntaron para cantar y orar el espíritu de Dios vino sobre una
de las profesoras invitando a los corazones a arrepentirse. El
Espíritu trajo convicción al corazón de esas adolescentes,
quienes pasaron adelante y se postraron y pidieron a Dios perdón
por sus pecados. Momentos después una de las jóvenes dijo que a
las dos de la mañana el Señor se manifestaría a ellas.
Pusieron toda actividad de lado, aun la comida, y guardaron sus
corazones en actitud de oración hasta las dos de la mañana. La
casa donde estaban quedando miraba hacia la playa; la noche era
oscura; no había luna. A las dos de la mañana el cielo comenzó
a aclarar como si estuviese amaneciendo, cada vez más claro.
Apareció una nube, luego otra y otras más, comenzaron a moverse
y a formar letras, luego palabras y hasta frases. La primer
palabra que apareció, muy grande en el cielo, fue «gozo».
Luego las nubes se movían otra vez y se formaba otra palabra
«amor»; después «paz», «te amo». Las chicas gritaban,
reían, lloraban, no sabían qué hacer. Dios les estaba diciendo
que las amaba. «Cristo viene pronto» fue una de las tantas
frases que vieron escrita en los cielos; como así también
apareció un trono inmenso que cubría todo el lugar, y arriba
del trono una corona. Vieron también un libro abierto y una mano
que se movía con una pluma de escribir. Después apareció el
rostro inmenso de un anciano con barba, perfectamente se veía el
rostro y las lágrimas que caían, y debajo escrito «Ve predica
el evangelio». También vieron una inmensa espada agitarse en
los cielos. El grupo estaba sumamente convulsionado con todo lo
que había sucedido. No durmieron aquella noche, siguieron
cantando, alabando y gritando. La mayoría decidió bautizarse al
próximo día. Cuando la primera de las jovencitas entró en el
agua, el resto de ellas comenzó a gritar y apuntar hacia arriba.
La profesora miró haia el cielo, en pleno día las nubes habían
formado un inmenso libro y una mano con una pluma que permanecía
quieta. Cuando la joven María salió de las aguas la mano
comenzó a escribir en el libro. Así ocurrió con cada una de
las que se bautizaron.
Malasia ha visto la soberana obra de Dios, principalmente entre
las tribus, pero ahora ha llegado el tiempo a otros grupos
étnicos que conforma esa nación. Creo firmemente que
escucharás aún más sobre este país.
Cuantas más cosas se podrían compartir de la gracia de Dios
sobre esa nación, hechos que hablan de la misericordia de Dios
derramada hacia el corazón del hombre y su protección sobre sus
hijos, pero para ello se necesitaría mucho papel. Espero que
este corto reporte pueda inspirar tu fe y alabanzas a ese
magnifico redentor, «Jesús».